Mar de Plata
La poesía nos hace tocar lo impalpable y escuchar la marea del silencio cubriendo un paisaje devastado por el insomnio. El testimonio poético nos revela otro mundo dentro de este mundo, el mundo otro, que es este mundo
Octavio Paz
ME CONFIESO CARCELARIA
Me encuentro en la prisión de mi cuerpo, sin que el viento me alcance
El susurro del mar me transporta a otras latitudes
Lo perpetuo sigue en lo profundo tratando de penetrar el arco iris
He sido prisionera de una búsqueda inútil voy por caminos polvorientos
Imágenes, palabras conforman el cuerpo de esta noche silente
Atardeceres lentos, amaneceres celestes se desdibujan en mi celda
Sigo en la prisión de mi cuerpo, me voy a encarcelar en lo onírico
sólo allí está mi plenitud.
¡Me confieso carcelaria!
...........................
TRAVESÍA
Se crispa la madrugada en el abandono de la incertidumbre
la lluvia anuncia la nostalgia del día quedando en epítome, lejos de tanta inocuidad
se asusta el horizonte sombrío lleno de rebuscallas incoloras sin esencia
la angustia se asoma en ese vacío silencioso y sublime
las querellas no encuentran asidero
En aquel desvanecer se hunde lo ausente, lo que nunca existió
la memoria se despolva de los ruidos, del susurro de la noche sin nombre
¿Cuántas noches de ausencia y de presencia? ¿Hubo presencia? ¿A veces estamos y no estamos? Uno queda en ese titubeo de lo complejo.
Existimos por segundos en momentos aparentes
Los pájaros surcan el cielo como ráfagas y bifurcan la lejanía
el alma transcurre en este sendero serpenteante de vértigo controlado
Las nubes se amotinan con formas caprichosamente dadaístas
en un encuentro cósmico que el cielo reúne y desparrama
En el camino... en una tarde de otoño, entre verdes tenues y el abrupto encuentro con los árboles más próximos, se desliza el campo vivo de montaña empapado de charcas
con un olor rupestre que no conoce espantos de hidróxido de carbono ni otros gases letales
La noche palidece y un espejado río, proyecta la última luminosidad acrisolada
en sus formas vastas y distendidas, revelándose como el último refugio a esta copilada luz
Octavio Paz
El muro de las sombras, cárcel de las noches..
Vladimir Maîakovski
ME CONFIESO CARCELARIA
Me encuentro en la prisión de mi cuerpo, sin que el viento me alcance
El susurro del mar me transporta a otras latitudes
Lo perpetuo sigue en lo profundo tratando de penetrar el arco iris
He sido prisionera de una búsqueda inútil voy por caminos polvorientos
Imágenes, palabras conforman el cuerpo de esta noche silente
Atardeceres lentos, amaneceres celestes se desdibujan en mi celda
Sigo en la prisión de mi cuerpo, me voy a encarcelar en lo onírico
sólo allí está mi plenitud.
¡Me confieso carcelaria!
...........................
..............................................................................................................................................
El cuerpo es la sombra de las vestimentas
que cubren tu ser profundo
Fernando Pessoa
DIALOGAN LOS CUERPOS
El anhelo del encuentro,
transporta a lo infinito,
como agua cristalina que arrebata
la desolación
La noche se convierte en cómplice
el rumoreo del silencio va agonizando lentamente
no hay palabras
Sólo los cuerpos danzan sin cesar
conversan de sensaciones que, una a una, disipan el advenimiento
la entrega se deja sentir en la fuerza que los contiene
quedan inmóviles por segundos, levitando en el aire
La musa de la noche yace junto a ellos, a lo lejos se escucha la música
esparcida por el hechizo noctámbulo
Sólo las caricias accesoria la armonía interior
el diálogo de los cuerpos tibios transpiran la paz cincelada
El cuerpo es la sombra de las vestimentas
que cubren tu ser profundo
Fernando Pessoa
DIALOGAN LOS CUERPOS
El anhelo del encuentro,
transporta a lo infinito,
como agua cristalina que arrebata
la desolación
La noche se convierte en cómplice
el rumoreo del silencio va agonizando lentamente
no hay palabras
Sólo los cuerpos danzan sin cesar
conversan de sensaciones que, una a una, disipan el advenimiento
la entrega se deja sentir en la fuerza que los contiene
quedan inmóviles por segundos, levitando en el aire
La musa de la noche yace junto a ellos, a lo lejos se escucha la música
esparcida por el hechizo noctámbulo
Sólo las caricias accesoria la armonía interior
el diálogo de los cuerpos tibios transpiran la paz cincelada
------------------------------------------------------------------------------------
RESPIRÉ VIENTOS
Estabas allí en el silencio de la almohada
La sonrisa caía acurrucada en la cama, se estremecía
con suavidad y las gotas se esparcían ...
Haz cencellado las sábanas de aquella tarde
me desbordé de encantos en las anémonas y levaduras
para entregarme al risco más alto
Me cubrí con metonimias en un suicidio de lunas
Respiré vientos
tu voz mojada perdió el eco de la tarde
una gota se deslizaba sin tiempo
Pájaro sin alas, te las mutiló la angustia
el vuelo se hace corto porque la tarde atrapa
Respiré vientos...
Y el espejo me entrega a la realidad,
Respiré vientos
La corteza del árbol se desgaja, llevo el viento de la ausencia...
Estabas allí en el silencio de la almohada...
En el aire ancho y aromado ha ido sola mi voz.
En vano busqué ansiosa.
Todas las voces se habían ido.
Enriqueta Arvelo Larriva
En vano busqué ansiosa.
Todas las voces se habían ido.
Enriqueta Arvelo Larriva
RESPIRÉ VIENTOS
Estabas allí en el silencio de la almohada
La sonrisa caía acurrucada en la cama, se estremecía
con suavidad y las gotas se esparcían ...
Haz cencellado las sábanas de aquella tarde
me desbordé de encantos en las anémonas y levaduras
para entregarme al risco más alto
Me cubrí con metonimias en un suicidio de lunas
Respiré vientos
tu voz mojada perdió el eco de la tarde
una gota se deslizaba sin tiempo
Pájaro sin alas, te las mutiló la angustia
el vuelo se hace corto porque la tarde atrapa
Respiré vientos...
Y el espejo me entrega a la realidad,
Respiré vientos
La corteza del árbol se desgaja, llevo el viento de la ausencia...
Estabas allí en el silencio de la almohada...
-----------------------------------------------------------------------------------
Andan con voluntad y sin prisa tus pasos;
ni yo te ahínco a andar ni tu rompes tú ritmo...
Enriqueta Arvelo Larriva
ni yo te ahínco a andar ni tu rompes tú ritmo...
Enriqueta Arvelo Larriva
TRAVESÍA
Se crispa la madrugada en el abandono de la incertidumbre
la lluvia anuncia la nostalgia del día quedando en epítome, lejos de tanta inocuidad
se asusta el horizonte sombrío lleno de rebuscallas incoloras sin esencia
la angustia se asoma en ese vacío silencioso y sublime
las querellas no encuentran asidero
En aquel desvanecer se hunde lo ausente, lo que nunca existió
la memoria se despolva de los ruidos, del susurro de la noche sin nombre
¿Cuántas noches de ausencia y de presencia? ¿Hubo presencia? ¿A veces estamos y no estamos? Uno queda en ese titubeo de lo complejo.
Existimos por segundos en momentos aparentes
Los pájaros surcan el cielo como ráfagas y bifurcan la lejanía
el alma transcurre en este sendero serpenteante de vértigo controlado
Las nubes se amotinan con formas caprichosamente dadaístas
en un encuentro cósmico que el cielo reúne y desparrama
En el camino... en una tarde de otoño, entre verdes tenues y el abrupto encuentro con los árboles más próximos, se desliza el campo vivo de montaña empapado de charcas
con un olor rupestre que no conoce espantos de hidróxido de carbono ni otros gases letales
La noche palidece y un espejado río, proyecta la última luminosidad acrisolada
en sus formas vastas y distendidas, revelándose como el último refugio a esta copilada luz
Josefina Calles